no me siento los domingos a ver mejengas, no uso chemas moradas, ni siquiera me doy cuenta de cuando juegan un clásico o de cuando cambian de entrenador los equipos de primera división.
a pesar de esto, el sábado salió el chance y fuí al estadio, debo admitir que es otro nivel, otro mundo!
es imposible no contagiarse y celebrar goles, gritar improperios, y antojarse de comer patí.
aún más lindo si es "mi equipo" el ganador de la jornada.