* para el yisus buk de sebasila
no fué necesaria más de una noche para que todo cambiara. cruzar corriendo la calle más solitaria de barrio la california, y meterme en el am pm de la esquina a comprar la bolsita de papas fritas que acompañarían mi (primera) cerveza de la noche. sí, fin de semana, viernes.
esperar con melancolía a mi novio en el poste de la esquina, me veo como una puta cuántica, como el sueño de algún abstemio. ni pasan cinco minutos cuando escucho el datsun 120Y modelo 78 rechinar las llantas en el alto de la asamblea legislativa. abro la puerta y de inmediato me dice que baje el vidrio, odia que fume en su carro.
en un abrir y cerrar de ojos, llegamos al bristol. parqueamos y tratamos de disimular. va pasando un bus de vargas araya y aprovechamos el sonido de motor para entrar (como si el sonido tapara la visión). ya adentro, entrar al cuarto, lograr ponerse cómodo al tocar el apagador de la luz. él se percata que dejó los condones debajo del asiento del carro, sale.
yo siento hambre y abro la bolsa de papas fritas. enciendo la luz y el bombillo de 75wtts relampaguea como en corto. volteo hacia mi mano que sostiene la papa tostada y no podría ser más claro todo: ahí mismo, en la papa, la imagen del corazón de jesús, mirándome severamente.
¿es posible alcanzar el nirvana, la sabiduría máxima, en un abrir de bolsa?
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